miércoles, 3 de octubre de 2007

¿Quiere perder peso?


“Perder peso” es la principal resolución de Año Nuevo que cada año se hace... y se quebranta. Por dondequiera que mire (anuncios televisivos o impresos, carteles en los postes de teléfono, mensajes por correo electrónico, etc.), uno puede encontrar algún aviso publicitario acerca del método más reciente para adelgazar rápidamente.

En los Estados Unidos se gastan alrededor de treinta y tres mil millones de dólares anualmente en aras de la obsesión por adelgazar. Aunque muchos tratan de lograrlo por razones estéticas, hay también razones médicas de peso, por las cuales las personas obesas deberían perder peso. Muchas enfermedades crónicas como la diabetes tipo II, la hipertensión arterial, las enfermedades del corazón y hasta el cáncer están relacionadas con la obesidad.

Cuando uno adelgaza rápidamente, por medio de artimañas, inanición y dietas de moda, termina perdiendo el peso equivocado, o sea, músculo y agua, mientras al mismo tiempo prepara el cuerpo para aumentar en grasa, lo cual es exactamente lo opuesto de lo que en realidad quiere.

Una manera saludable de adelgazar consistiría en buscar el equilibrio entre el ejercicio cardiovascular (aeróbico), un entrenamiento de resistencia, estiramientos, y la nutrición adecuada. Sobre todo, sin obsesionarse por su peso en la balanza. Controle su peso por medio de mejoras en el porcentaje de grasa de su cuerpo o cómo le queda la ropa.

“Ganar peso muscular para perder peso en grasa” puede parecer una idea radical, pero cuando entendemos la fisiología que se esconde detrás de la manera en que nuestro cuerpo funciona, podemos ver por qué su plan perfecto para todos.

Cuidar del cuerpo proveyéndole alimento apetitoso y fortificante es uno de los principales deberes de todas las personas.

Los que entienden debidamente las leyes de la salud y se dejan dirigir por sus buenos principios, evitan los extremos y no incurren en la licencia ni en la restricción. Escogen su alimento no sólo para agradar al paladar, sino para reconstituir el cuerpo. Procuran conservar todas sus facultades en la mejor condición posible. Saben someter su apetito a la razón y a la conciencia, y son recompensados con salud del cuerpo y de la mente. Aunque no imponen sus opiniones a los demás ni los ofenden, su ejemplo es un testimonio a favor de los principios correctos. Estas personas ejercen una extensa influencia para el bien.

En la reforma alimenticia es una verdadera expresión de sentido común. El tema debe estudiarse con amplitud y profundidad, y nadie debe criticar a los demás porque sus prácticas no armonicen del todo con las propias. Es imposible prescribir una regla invariable para regular los hábitos de cada cual, y nadie debe erigirse en juez de los demás. No todos pueden comer lo mismo. Ciertos alimentos que son apetitosos y saludables para una persona, bien pueden ser desabridos, y aun nocivos, para otra. Algunos no pueden tomar leche, mientras que a otros les asienta bien. Algunos no pueden digerir guisantes ni frijoles, otros los encuentran saludables. Para algunos los cereales poco refinados son un buen alimento, mientras que otros no los pueden comer. Así que ya tiene muchas ideas. ¿Quiere ponerlas en marcha?

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